DIFERENCIAS DE HáBITOS: LOS NIñOS SE INCLINAN POR EL DEPORTE MIENTRAS QUE LAS NIñAS OPTAN POR UNA ALIMENTACIóN SALUDABLE

Seamos claros: vivimos en la época de los creadores de contenido, las redes sociales y el streaming. La actividad física para muchos ha quedado relegada a mover el pulgar mientras pasamos el dedo por la pantalla del móvil. Y aunque muchos piensen que esto es sólo cosa de adultos, un reciente estudio ha sacado a la luz los trapos sucios de lo que ocurre con nuestros pequeños, especialmente con las niñas, en España.

La Universidad Politécnica de Madrid, con algo de ayuda de la Universidad Autónoma de Madrid, se puso manos a la obra y decidió analizar qué ocurre con la alimentación y la actividad física de los niños de entre 10 y 13 años. ¿El veredicto? Pues que las niñas españolas han decidido seguir la dieta mediterránea, pero se relajan un poco más en el sofá que los niños. Es decir, comen estupendamente, pero cuando se trata de moverse, parece que les gusta más el relax.

No nos pongamos serios ni alarmistas. La buena noticia es que estas chicas optan por pautas de alimentación más saludables. Según los datos, sienten debilidad por la fruta, la verdura, los lácteos y el pescado. Mientras que los niños alemanes, con los que fueron comparados, se decantan más por las carnes, la comida rápida, los dulces y los refrescos.

Sin embargo, es esencial señalar que tanto españoles como alemanes mostraron un alto consumo de dulces y alimentos ultraprocesados. Este patrón sugiere una creciente occidentalización de la dieta en la región mediterránea, con un menor consumo de alimentos naturales y un incremento en el consumo de grasas saturadas, sodio y azúcares.

Pese a las diferencias dietéticas, la actividad física desempeña un papel crucial para la salud en ambos países. Ser físicamente activo no solo disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, sobrepeso y obesidad, sino que también está vinculado con una mejor calidad de vida en la infancia y adolescencia.

Un dato curioso es que durante los días lectivos, la actividad física es mayor. Quizá sea por el ejercicio indirecto durante el recreo o las clases de gimnasia. Pero, llega el fin de semana, y la actividad cae en picado.

Estos resultados subrayan la oportunidad que ofrecen los centros educativos para promover hábitos más saludables. Dado que los niños pasan una gran cantidad de tiempo en la escuela, estos centros pueden convertirse en el escenario perfecto para promover tanto una mejor alimentación como una mayor actividad física. Asimismo, se propone la idea de desarrollar programas educativos enfocados a la sostenibilidad alimentaria desde edades tempranas, promoviendo hábitos de consumo responsable y actividad física en entornos naturales.

En palabras de Guadalupe Garrido, investigadora de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la UPM, este estudio puede ser un impulso para "promover un patrón alimentario más saludable y sostenible entre los niños, y potenciar la actividad física, especialmente en las niñas, en los últimos cursos de educación primaria".

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